Filip
Sí. Apostamos por la vida. ¡ Y por el trabajo ¡ Teníamos por delante una dura batalla. Desde hacía semanas que habíamos llegado a la conclusión de que si el médico de París nos daba el ok, debíamos realizar el
El Transplante
Sí. Lo confirmamos unos días después. Aunque parecía imposible, el cuñado de Filip, mi socio checo que trabajaba en Praga, era uno de los responsables del equipo de Minneápolis. Contactamos con él y le mandamos toda la información diagnóstica de
Oro, incienso y mirra
Los días se hacían largos y Jontxu cada día sentía más efectos de la enfermedad y también los propios efectos de la quimioterapia asociada al trasplante, para la que los que entre otras cosas le tenían que poner morfina. Llegó