Dos sorpresas
La puerta de la terapia génica se cerraba. Quedaba la posibilidad del trasplante de médula ósea de un donante que fuera compatible. Pero, también para esta posibilidad necesitábamos la aprobación del médico de París. Sabíamos por lo que habíamos leído
¿Nos dejarán?
Habían pasado algunas semanas desde aquel trece de octubre. Parecía un suspiro y, a la vez, como si en ese transcurso hubiéramos vivido varias vidas. En paralelo con esta batalla continuábamos con nuestros trabajos. Mentxu como profesora de bachillerato y
París. Noviembre de 2008
Preparamos el viaje a París para estar con el médico. Según él teníamos que decidir conjuntamente si debíamos hacer o no el trasplante. No lo entendíamos. Después de tantas semanas de intercambios de mails tratando todos los aspectos técnicos posibles,